10 d’octubre del 2016

El Papa contra la ideología que no osa decir su nombre



ACEPRENSA -  3.OCT.2016
Aunque no era un tema central en su recién acabada visita a países del Cáucaso, la denuncia del Papa Francisco de la “colonización ideológica” para imponer la ideología de género ha ocupado los titulares periodísticos. Solo la mencionó en uno de sus discursos, pero, a preguntas de los periodistas en el avión de vuelta, concretó más y puso como ejemplo la experiencia de un padre francés, lo que ha irritado a la ministra de Educación de este país.


Durante el encuentro con sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en Tiflis el pasado 1 de octubre, en el que respondió a diversas preguntas, el Papa hizo un elogio del matrimonio y mencionó “un gran enemigo de matrimonio hoy en día: la teoría del gender. Hoy hay una guerra mundial para destruir el matrimonio. Hoy existen colonizaciones ideológicas que destruyen, pero no con las armas, sino con las ideas. Por lo tanto, es preciso defenderse de las colonizaciones ideológicas.”

En el viaje de regreso a Roma, en la tradicional conferencia con los periodistas, el Papa se ha referido a lo que le contó un padre de familia francés. Al preguntar a su hijo qué quería ser, este le contestó: “Ser una niña”. Según el Papa, “el padre se dio cuenta entonces que en los libros de texto se enseñaba la ‘teoría de género’, lo que va contra la naturaleza de las cosas”.

Para el pontífice, una cosa es tener tendencias homosexuales o la necesidad de tratar con respeto también a los transexuales, y otra “hacer en las escuelas una enseñanza en esta línea”. En este caso, se trata de una “voluntad de cambiar las mentalidades”, “una colonización ideológica”.

La ministra de Educación francesa, Najat Vallaud-Belkacem, ha reaccionado diciendo que lamentaba que el Papa “se hubiera dejado engañar por los integristas y su mentirosa locura”. Y ha asegurado que en los manuales franceses “solo se habla de la necesidad de no establecer jerarquías entre un sexo y otro”. Sin embargo, no pocas organizaciones familiares y el movimiento La Manif pour Tous vienen denunciando que, bajo la pretensión de la igualdad, se quiere introducir una teoría que difumina las diferencias entre los sexos.


En guardia contra la “colonización ideológica”

No es la primera vez que el Papa advierte contra las “colonizaciones ideológicas”. Durante su viaje a Filipinas en 2015, Francisco puso en guardia contra “la nueva colonización ideológica que trata de destruir la familia”.

En su encuentro con los obispos en su viaje a Polonia el pasado julio, el Papa Francisco advirtió: “Y una de estas [colonizaciones] ­–lo digo claramente con ‘nombre y apellido’– es el gender. Hoy a los niños –a los niños– en la escuela se enseña esto: que cada uno puede elegir el sexo. ¿Por qué enseñan esto? Porque los libros son los de las personas y de las instituciones que dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible. Hablando con Papa Benedicto, que está bien y tiene un pensamiento claro, me decía: ‘Santidad, esta es la época del pecado contra Dios creador’. Es inteligente. Dios ha creado al hombre y a la mujer; Dios ha creado al mundo así, y nosotros estamos haciendo lo contrario. Dios nos dio un estado ‘inculto’ para que nosotros lo transformáramos en cultura; y después, con esta cultura, hacemos cosas que nos devuelven al estado ‘inculto’”.

Estas palabras han puesto a prueba la luna de miel de los activistas LGTB con el Papa del “¿quién soy yo para juzgar?”. Francisco ha demostrado con hechos que no excluye a estas personas, pero no transige con los intentos de imponer en la escuela, como si fueran conclusiones científicas, ideas peculiares de estos grupos sobre la sexualidad y el género.

Ya entonces las palabras del Papa a los obispos polacos provocaron que los grupos LGTB mostraran su decepción, con declaraciones recogidas en un artículo del New York Times. A su juicio, las palabras del pontífice muestran una “peligrosa ignorancia” sobre la identidad de género, ya que esta no se puede escoger sino que simplemente se reconoce y puede ser distinta al sexo biológico. Pero esto es precisamente lo que otros ven como una simple postura ideológica, sin base en la realidad.


Respetar la ecología humana

La postura del Papa tampoco es una novedad, pues ya la había expresado en diversos documentos magisteriales. Así, en la Amoris laetitia, dice citando la Relación final del Sínodo: “Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender, que ‘niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo’” (n. 56). 

También en la encíclica Laudato si’ se refería a la necesidad de respetar la “ecología humana” para aprender a respetar la naturaleza: “La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común, mientras una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una lógica a veces sutil de dominio sobre la creación. Aprender a recibir el propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una verdadera ecología humana. También la valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente. Por lo tanto, no es sana una actitud que pretenda «cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma» (n. 155).

También en un congreso celebrado en el Vaticano en 2014, con representantes de distintas confesiones religiosas, Francisco insistió en que el matrimonio entre hombre y mujer proporciona el marco adecuado para la educación de los hijos. “Los niños tienen el derecho de crecer en una familia, con un papá y una mamá, capaces de crear un ambiente idóneo a su desarrollo y a su maduración afectiva”, dijo el Papa.