Un asunto que destapó incomodidad dentro de la sintonía que ambos quisieron destacar fue la ayuda millonaria de 200.000 millones de euros para combatir el aumento de los precios que va a implementar Alemania.
Aquí, en sintonía clara con el aviso lanzado desde la Comisión Europea, el presidente del Gobierno de España dejó claro que si bien respeta las decisiones de su colega alemán, no aboga porque el camino sea ése. "Respetamos la decisión, pero desde todos los ángulos, las decisiones que pongamos encima de la mesa tienen que fortalecer el mercado único. La pandemia ha sido una experiencia reciente".
Sánchez evitó desautorizar expresamente la decisión de Alemania. Mostró "empatía" con la situación que vive el país europeo debido a la crisis energética por la guerra. Pero abordó un debate que el millonario paquete de Scholz ha suscitado en Europa: ¿una medida así no acentúa la desigualdad entre los estados miembros? Así lo expresó: "Tenemos que dar una respuesta a nivel europeo. Que de esta crisis no salgamos con países con diferencias económicas mayores, que lo que haría es que el funcionamiento del mercado único no sea tan eficiente".
Las preguntas, las reflexiones de Sánchez y el malestar expresado horas antes por la alemana Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europa, hicieron que Scholz sacara el colmillo. El canciller alemán recordó que el suyo era "otro paquete más de ayudas" y citó expresamente a España, Francia, Países Bajos o Reino Unido como países que han implementado o están implementando sus propios paquetes de ayudas. Cierto es, pero también que ninguno atisba la millonaria cantidad alemana. "Los programas varían. Todos lo hacen y todos lo pueden hacer, entre todos hemos velado porque así pueda ser. Hay que hacer todo lo posible para que bajen los precios con las decisiones que tomamos", fue su defensa.
Divergencias también en cuanto a las reglas fiscales en el marco europeo. Un asunto clave en los próximos meses y sobre el que ambos evitaron pronunciarse en su comparecencia conjunta, pese a ser preguntados expresamente por ello. Síntoma de que aquí hay más ruido que sintonía.
Hay que explicar, para situarse, que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento exige a los países que el déficit público no rebase el 3% del PIB y la deuda el 60%. Esta norma se suspendió en 2020 a causa de la pandemia, y en mayo decidió prolongarse también a 2023, debido a las consecuencias de la guerra. Pese a este escenario, el propósito de Alemania sería retomar sus propias reglas fiscales para 2023. En cuanto al marco europeo, España, Francia e Italia de nuevo van de la mano y exigen que se renueve, se reforme, antes de que vuelva a aplicarse.
Cuando Scholz visitó La Moncloa, el pasado febrero, fue muy contundente en la necesidad de recuperar la senda de las reglas fiscales cuanto antes y ahora, Alemania se abre a una reforma de las normas de endeudamiento, admitiendo, eso sí, que Europa tiene «trabajo por delante». A cambio pide que las normas se apliquen de forma más coherente a medio plazo.
En este extremo se busca acercar posiciones, pero aún hay distancia, como refleja la declaración conjunta que se ha sellado en A Coruña. España y Alemania se comprometen "con el fomento de un crecimiento económico sostenible y a largo plazo y un empleo de calidad, asegurando la sostenibilidad fiscal". Y añaden: "Junto a nuestros socios europeos, deseamos discutir conjuntamente y llegar a acuerdos sobre el futuro desarrollo de las reglas fiscales europeas", en una declaración que evidencia que no hay posición común y el debate sigue abierto.
https://www.elmundo.es/economia/macroeconomia/2022/10/05/633db8d2fdddff7c488b45de.html
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