Josep Maria Carbonell, Josep Maria Cullell, Jordi López Camps, Eugeni Gay, David Jou, Josep Miró i Ardèvol, y Francesc Torralba consideran que algunos programas "entran en colisión frontal con la voluntad de pacificar y de tender puentes que derivan de la ética del Evangelio y del talante y de los discursos del Papa Francisco"
Josep
Maria Carbonell, Josep Maria Cullel, Jordi López Camps, Josep Miró i
Ardèvol, Francesc Torralba, Eugeni Gay y David Jou recuerdan que el
diálogo “es la máxima expresión del encuentro humano, la más madura de
sus manifestaciones y es el mecanismo para resolver las profundas
diferencias y tensiones que tan a menudo surgen en la comunidad humana”.
Por
ello, critican los debates políticos y sociales que tienen lugar en
determinados programas actuales y que se ubican a las antípodas de la
filosofía de dialogo, entendimiento y comprensión que postula en sus
discursos el Papa Francisco y por ende la Iglesia católica.
“El
insulto, la descalificación personal, la utilización de la falacia y de
la demagogia, la reiteración hasta el extremo de tópicos y de
prejuicios, la mentira reiterada, la vejación y la humillación de
colectivos enteros, la violencia verbal y la mala educación son las
actitudes que reinan en estos programas –y, tristemente, contribuyen a
su audiencia-“, denuncian.
Este
tipo de programas no sólo escandalizan a cristianos, sino que, según
los siete laicos, “también a agnósticos y ateos, a ciudadanos de buena
voluntad que se quedan perplejos frente a la intoxicación mediática que
generan este tipo de productos audiovisuales. Generan indignación,
activan emociones gravemente tóxicas en el cuerpo social y atizan la
confrontación y la animadversión entre colectivos”.
¿Programas vejadores bajo auspicio de la Iglesia?
Carbonell,
Cullel, López, Miró, Torralba, Gay y Jou constatan un hecho “doloroso y
difícilmente comprensible”, el que algunos programas de ese tipo
“tengan acogida en los medios de comunicación cuya participación
mayoritaria pertenece a la Conferencia Episcopal Española”.
“Este
hecho no puede dejarnos indiferentes. Como cristianos laicos,
comprometidos activamente en la vida eclesial y plenamente conscientes
de la misión que tenemos en el mundo y en la Iglesia, consideramos
que este tipo de programas entran colisión frontal con la voluntad de
pacificar y de tender puentes que derivan de la ética del Evangelio y
del talante y de los discursos del Papa Francisco. España no se
merece esto. El diálogo –con pasión, convicción y sinceridad, pero con
honestidad y argumentos- es una de las pocas esperanzas de construir un
mundo más justo y pacífico”.
El
grupo de laicos destaca que la confrontación, el insulto, y la
violencia verbal no pueden en ningún caso justificarse, “menos aún si se
trata de una cadena que sostiene, en gran parte la Conferencia
Episcopal Española y que debería ser, por ello mismo, ejemplo de
pacificación, de diálogo y de búsqueda de la convivencia armónica entre
todos los ciudadanos”.
El
texto recuerda que en la entrevista del Papa a la Civiltà Cattolica,
afirma: “Veo con claridad que lo que la Iglesia necesita con mayor
urgencia hoy es una capacidad para curar heridas y dar calor a los
corazones de los fieles”. A lo que el grupo de laicos añade: “La
libertad de opinión y de expresión es una condición sine qua non
de la vida democrática y de las sociedades abiertas, también lo es de la
práctica del diálogo, pero tal libertad no puede entrar en conflicto
con virtudes esenciales para desarrollar esta noble actividad humana
como la humildad, la mansedumbre, la afabilidad, la veracidad y la
honestidad intelectual”.
Ante
esta situación estos destacados laicos catalanes dicen sentirse
“consternados por el deterioro que sufre la credibilidad de la Iglesia
ante nuestra sociedad por estos testimonios que son malos ejemplos de
virtudes que como cristianos hemos de practicar”. Por ello, “desde
nuestro profundo sentimiento de pertenencia eclesial consideramos que la
Conferencia Episcopal Española debe indicar que se revisen los
contenidos de algunos programas de 13TV para que ellos sean coherentes
con el testimonio veraz y efectivo de la fe”, concluyen.
Diferentes orígenes, un sentido común
El grupo empezó a trabajar en octubre de 2012 publicando conjuntamente el artículo ‘Fieles a la llamada, unidos en cristo’, que supuso un punto de partida para dos artículos más que vendrían a posteriori. Otro artículo fue ‘Hacia la economía del don’
en el que afirman que “la respuesta a la crisis también tiene que ser
moral” y que “otra sociedad es posible si adoptamos otros modelos de
desarrollo y crecimiento económico”. Tras esos documentos, el grupo se
amplió de los cinco integrantes iniciales a los siete actuals al
publicar el texto ‘Por un horizonte de esperanza’.
De
los cinco miembros originales (Josep Maria Carbonell, Josep Maria
Cullel, Jordi López Camps, Josep Miró i Ardèvol y Francesc Torralba),
tres son miembros de instancias pontificias, uno es decano de una
institución diocesana como es el Colegio de Auditores del Vaticano, y
otro ha sido director de Asuntos Religiosos con el ex presidente de la
Generalitat, del socialista José Montilla. Algunos mantienen militancia
política Cullell o Camps y otros lo han tenido en el pasado, como
Carbonell o Miró. Torralba no la ha tenido, y ha estado centrado en el
mundo universitario como. Además, las experiencias eclesiales también ha
sido diferente, pero, a pesar de todo eso, están mostrando la
posibilidad de hablar conjuntamente y trabajar unidos por un mismo
objetivo. Es una demostración práctica que lo que cuando es primero
se coloca en primer término, las cosas funcionan y se ven de otra manera. Eugeni Gay y David Jou se sumaron a esta iniciativa para aportar aún más pluralidad y trascendencia a la misma.
Josep
Maria Carbonell actualmente es presidente de la Fundació Joan Maragall;
Josep Maria Cullell es decano del Colegio de Auditores del Vaticano;
Eugeni Gay es ex magistrado del Tribunal Constitucional; David Jou es
catedrático de Física de la Universidad Autónoma de Barcelona; Jordi
López Camps es ex director General de Asuntos Religiosos de la
Generalitat; Josep Miró i Ardèvol es miembro del Pontificio Consejo de
los Laicos; y Francesc Torralba es consultor del Pontificio Consejo de
la Cultura.
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