8 de març del 2009

En Colonia, el mundo pierde parte de su memoria

El desplome del Archivo Histórico de la ciudad de Colonia representa una catástrofe para la historia de la humanidad. Más de mil años de historia se encontraban documentados en sus salas.
Privilegios de Margareta de Flandes. Pergamino con pan de oro, 1252.

A pocas horas de haberse desplomado el Archivo Histórico de la ciudad de Colonia, a los trabajos de rescate de posibles víctimas y la investigación de las causas de la catástrofe, se suma la abrumadora conciencia de haber perdido 2000 años de historia. Todavía no se sabe cuánto material de este gran archivo, “el mayor y más completo al norte de los Alpes”, se ha perdido para siempre y cuánto se podrá rescatar de los escombros.

La foto aérea muestra la cercanía del Rin, que había sufrido una crecida.

Los 6500 documentos del año 922, los 26 kilómetros de actas con documentos, los 5000 carteles, los 104.000 mapas, las 800 colecciones privadas –entre ellos legados de dos de sus hijos más ilustres, Jacques Offenbach y Heinrich Böll- hacen de esta catástrofe una pérdida cultural de dimensiones incalculables. La obra completa de Böll, premio Nóbel de literatura en 1972, había sido entregada a la custodia del Archivo el año pasado; según declaraciones de los herederos, en poder de la familia sólo queda una carpeta con documentos.
Lo que podría perderse

El diario local Kölner Stadt- Anzeiger en su recuento de los tesoros albergados por el archivo asevera que del 11 de agosto de 922 data el primer documento –que probablemente sea una antigua falsificación- con el cual el entonces arzobispo de Colonia, Hermann I, le cede al legendario séquito de Santa Úrsula un edificio que luego será su convento e iglesia. Las actas de fundación de la Universidad de Colonia del año 1388; manuscritos de Karl Marx y Friedrich Engels; disposiciones firmadas por Napoleón y muchas joyas históricas más se guardaban en ese edificio.
Un archivo como pocos

El Archivo de Colonia-comparable sólo a los archivos de Sevilla o al Archivo Nacional de París- se encontraba en un edificio diseñado y equipado en 1971 especialmente con este propósito y con el objeto de que tuviera 30 años de vida útil. Ya en 1996 se le reventaban las costuras de tanto material acumulado y los materiales fueron, parcialmente, guardados en otros edificios. Cuando el 3 de marzo a las 14h00 se escuchó el rugido previo al desplome, sólo los empleados pudieron ser evacuados.
Sello de oro con que el Emperador Federico II selló la bula concediendo privilegios a la ciudad de Colonia.

De milagro catalogó el alcalde de la ciudad, Fritz Schramma, que no haya que lamentar más pérdidas humanas. Dos personas se dan hasta ahora por desaparecidas; los edificios aledaños están amenazados; a 400 millones de euros asciende el monto de la pérdida en términos de seguros y, lo peor de todo, “la memoria de la ciudad ha sido destruida”, titula el Kölner Stadt-Anzeiger.


Aunque las causas del siniestro aún no se conocen a ciencia cierta, cada vez se ve como más probable que ésta sea la construcción de un brazo adicional del metro. La información difundida hasta el momento habla de un deslizamiento de tierra hacia los túneles subterráneos que habrían, primero, causado grietas en los sótanos del archivo y que, finalmente, habrían dejado sin sustento sus bases.

A 24 horas del siniestro, el alcalde Schramma pone en duda que se sigua construyendo la red de metro bajo el casco histórico de la ciudad. Y mientras avanzan lentamente los trabajos de entre los escombros, cada caja de documentos que se recupera es una buena noticia.
Mirra Banchón
http://www.dw-world.de/dw/article/0,,4072772,00.html