15 de juliol del 2012

Debate entre empresarios catalanes, el caso de Islándia



Luces y sombras de un mundo sin euro



El modelo islandés de salida de la crisis, que divide a políticos y economistas, colocado bajo la lupa de un grupo de empresarios catalanes

Economía | 15/07/2012 - Manel Pérez | Reikiavik

Hasta hace poco más de tres años el dinero circulaba por Islandia con la misma fuerza con la que durante miles años lo han hecho las poderosas aguas termales que constituyen la ancestral fuente de energía inagotable para sus 330.000 habitantes. La gran burbuja financiera que convirtió ese pequeño país en un fondo de alto riesgo, según definición de Michael Lewis, estalló en el otoño del 2008, cuando el mundo prestaba atención al derrumbe de Lehman Brothers. Súbitamente, la riqueza fácil, los coches lujosos, las importaciones de delicatessen, las nuevas residencias y los viajes de compras al continente que habían embelesado a los islandeses se volatilizaron como si todo hubiera sido un sueño.

Los nuevos vikingos, como se conocía a los voraces brókers y financieros que protagonizaron el milagro islandés, acabaron escondiéndose de sus conciudadanos y una auténtica revolución popular apartó al Gobierno cómplice de los financieros y comenzó un proceso asambleario para elaborar una nueva Constitución y poner bajo su escrutinio directo los acuerdos financieros internacionales del país. Los islandeses se negaron a asumir las deudas de sus bancos con los depositantes extranjeros, lo que abrió una vía de litigio que aún da tumbos por los tribunales, devaluaron su moneda drásticamente a la mitad de su valor anterior para impulsar sus exportaciones, y recibieron asistencia financiera del Fondo Monetario Internacional.

Desde entonces, Islandia es para muchos un modelo de éxito que compendia las ventajas de tener moneda propia en situaciones de crisis grave. Ahora, Islandia ha vuelto a crecer, recupera el empleo perdido, la emigración masiva que siguió al fin de la burbuja se ha detenido e incluso se registran tasas positivas de inmigración, especialmente polaca.

Según sus apologetas, Islandia es el ejemplo que seguir para países como España, Grecia o Irlanda, enfermos de similares patologías, pero condenados a la austeridad sin fin por no tener moneda ni banco central propio, sino una divisa común y un Banco Central Europeo que, en la práctica, no son de nadie. Bueno, con la excepción de Alemania.

Estos razonamientos vienen especialmente de la prensa anglosajona, desde The Wall Street Journal al Financial Times. También de algún Nobel de Economía, como Paul Krugman.

¿Puede Islandia ser objeto de un estudio comparativo para España? ¿Es un modelo que tener en cuenta? El singular grupo de Harvard, variopinta amalgama de empresarios catalanes encabezada por el profesor Pedro Nueno, que cada año elige un punto caliente del planeta para entender el mundo y sus efectos sobre las economías española y catalana, ha ido a Reikiavik, capital de este singular país/isla en los confines de Europa.


Jaime Grego, presidente de laboratorios Leti, abre el fuego y parece inclinarse por descartar la validez de las lecciones islandesas: "Tiene dos grandes problemas casi insuperables y que la hacen excesivamente singular, el tamaño de su población y la distancia de los grandes núcleos económicos, por eso se plantean la integración en la Unión Europea"

Para Pere Botet, consejero de Caprabo y presidente de Advanced Medical, los islandeses tienen algo en común con los catalanes: "Ambos queremos ser algo específico sin perder la identidad. El problema reside en encontrar ese equilibrio entre socialización e identidad. Parece que aquí algo de eso han conseguido y su salida de la crisis lo refleja". Pese al pequeño número de personas que hablan islandés, se puede leer en ese idioma prácticamente cualquier cosa editada en el mundo.

También hay opiniones contrarias, como la de Francisco Belil, hasta hace pocos meses presidente de la filial española de la alemana Siemens: "La comparación simplemente no es válida. Nosotros estamos más diversificados, tenemos más palancas de acción y de crecimiento, nuestro problema es que hemos actuado tarde y con poca intensidad, debemos dejarnos de medias dosis, establecer prioridades y mantener un esfuerzo sostenido".

La ex ministra de Ciencia y Tecnología Anna Birulés se interesa por los orígenes de la comparación. "La prensa anglosajona se pregunta si es viable, puesto que para ellos es importante la existencia de una moneda propia. La posible comparación es que frente a un problema bancario gravísimo reaccionaron rápido, en el 2008, y nosotros aún estamos lidiando con el asunto. Esa es la parte buena del caso islandés, aunque ciertamente lo hicieron a lo bruto".

Jaime Malet, presidente de la Cámara Americana de Comercio en España, ve similitudes entre la banca española y la islandesa: "Aquí, los bancos han hecho préstamos en exceso a gente que hizo malas inversiones, algo que bien podría decirse de España; el cambio es que ellos lo resolvieron al inicio de la crisis".

Una visión triangular, la de Lidan Qi, directora de Qimeng Abogados: "Desde un punto de vista chino, está claro que no son dos países comparables. En España hay muchas más oportunidades. Pero como catalana veo que nos falta una actitud decidida, las empresas deben vender la marca y muchas veces no lo hacen y no se las distingue en el mundo".

Previamente al debate, los visitantes catalanes han podido conocer un diagnóstico de la situación de la mano de Fridrid Már Baldursson, economista y profesor de la Universidad de Reikiavik, además de asesor del FMI. "Ha habido efectos positivos, el paro ha bajado al 6-7%, aunque es muy superior a nuestro promedio histórico del 2-3%. La deuda bruta es del 100% del PIB por la capitalización de los bancos, la neta es sólo del 50%. Pagamos menos por la deuda que España o Italia porque los mercados valoran el crecimiento futuro. Nuestro principal desafío son los controles de capital, que limitan los incentivos para invertir y crecer y desmoralizan a la gente que busca rendimientos, sorteando la ley".

La imposibilidad de sacar el dinero de la isla ha obligado a las empresas extranjeras a mantener en el interior hasta 6.000 millones de dólares (el 60% del PIB, el 100% de las exportaciones), lo que está creando incipientes burbujas, especialmente en el sector inmobiliario.

Pese a todo ello, Luis Hernández de Cabanyes, presidente de Renta Corporación, y visitante regular de la isla, busca el lado amable: "A las personas, aquí en Reikiavik, las he visto con una actitud positiva; nosotros en Barcelona deberíamos hacer lo propio, tenemos cosas que funcionan bien, el turismo, la sanidad, las escuelas de negocios, el Barça, el puerto y el aeropuerto, la gastronomía, la biotecnología, tenemos una ciudad equilibrada".

¿Facilitan los propios españoles que se den comparaciones como la que está siendo objeto de la discusión? Fernando Serrate, socio responsable en Catalunya y Baleares de KPMG, cree que "como falta un discurso coherente, la interpretación de nuestra realidad es sesgada. Por ejemplo, el nivel de desempleo fuera no se entiende y los visitantes se sorprenden cuando llegan y ven el clima de paz social que se respira en el país. Hace falta más coherencia de los gobernantes y más contundencia en sus explicaciones", concluye.

Desde otro ángulo, Ildefonso García Serena, presidente de Compact Group, dice: "Tenemos complejo de PIGS, hay una crisis Norte-Sur dentro del euro y nosotros hemos querido darle la espalda a la realidad, negándola hasta que no nos ha quedado más remedio".

El presidente del Círculo del Liceo y del Banco Riva y García, Ignacio García Nieto, defino el estado de ánimo español como de "dominio del círculo vicioso. Frente a la ilusión, están el drama del paro y la falta de financiación". Otros, como Gabriel Masfurroll, director de USP hospitales, creen que a los españoles no les han dicho aún que hay que "rediseñar el Estado de bienestar y que hay servicios gratuitos que no son un derecho"

Del examen introspectivo, de vuelta a la comparación. Helena Guardans, presidenta de Sellbytel, carga contra la salida islandesa, "parece más resultado de una carambola, suerte, tal vez su poco impacto por su pequeño tamaño. No he visto estrategia. En el caso español es inimaginable dejar de pagar". Birulés insiste en que "la gran diferencia está en los acreedores, si nosotros les vamos a preguntar a los nuestros qué pasaría si no les pagamos, la situación sería apocalíptica".

La charla con Baldursson detecta un problema común, a ambos países les cuesta definir a dónde quieren ir. Islandia sigue anclada en la pesca, el turismo y la energía geotérmica. En España, turismo y construcción han sido la base mucho tiempo.

Albert Tarrats, director de Health Lean Logistic, afirma que "los problemas son los mismos, tampoco saben qué sectores potenciar, gravan con más impuestos los sectores más potentes, como la pesca y el turismo. La devaluación no es la panacea, no tienen business plan". Malet insiste, "las enseñanzas no positivas de Islandia incluyen un prestigio tocado, el decaimiento de la población y la negación de la realidad".

Yolanda Serra, del Iese, agrega que "cada vez hay más personas que evitan decir por el mundo que son españolas". Nueno sintetiza con la idea propuesta de que lo que le "conviene a España es que venga la gente de fuera. Todas las marcas relacionadas con España han caído, una tras otra. Nuestro prestigio está bajo y hay que recuperarlo y necesitamos inversión exterior. Pero a los políticos les sigue gustando ir de viaje, cuando hay que hacer lo contrario. En China, el Barça es muy conocido, pero ellos le llaman Barca y no saben de dónde es. A lo mejor debemos llamar siempre Barcelona al equipo". Siguiendo con China, que conoce especialmente dada su condición de responsable de la escuela de negocios CEIBS de Shanghai, denuncia que "muchos chinos comprarían, por ejemplo, pisos, pero tardan 50 días para conseguir un visado, y eso después de pedir cita previa".

La opinión sobre España centra las preocupaciones. Gerard Duelo, presidente de GD & A, pide "un esfuerzo especial para mejorar la mala imagen que tenemos, además es una manera de cambiar nuestra propia actitud".