Barcelona (EuroEFE).- Aunque no sea la que más páginas ocupa
en los libros de historia que se estudian en los institutos de
secundaria, la época carolingia puede considerarse uno de los primeros
intentos de integración europea, una auténtica unificación que fue más
allá de lo religioso y lo cultural.
20.06.2021
Para poner en valor aquella época y hacer llegar al público general
el dominio de Carlomagno y sus descendientes entre los siglos VIII y X,
el Instituto de Estudios Catalanes (IEC) ha puesto en marcha el proyecto
CATCAR, una plataforma virtual que aunará documentos, cartografías e
incluso itinerarios turísticos sobre la época.
El proyecto, que ha recibido 463.630 euros de fondos europeos FEDER a
través del Programa Interreg V-A España-Francia-Andorra (POCTEFA),
tiene una vertiente científica y otra más divulgativa.
Por un lado se digitalizarán los más de 5.000 documentos de la época
incluidos en la colección ‘Catalunya Carolíngia’, editada por el IEC, lo
que facilitará el acceso a los investigadores, y por otro, se harán
accesibles al público a través de una página web.
El emblema del proyecto será un mapa digital que recreará la Cataluña
carolingia. En él se encontrará de todo: desde monasterios hasta
molinos, pasando por praderas, murallas y ciudades. Será, en definitiva,
una herramienta que satisfará las necesidades de investigadores y de
curiosos, como explica, en declaraciones a Efe, el responsable del
proyecto, Jaume de Puig.
El verdadero origen de CATCAR se remonta a 1920, cuando el IEC puso
en marcha la iniciativa ‘Catalunya Carolíngia’, que buscaba reunir toda
la documentación sobre la época, una empresa iniciada por Ramon d’Abadal
y que publicaría finalmente su primer volumen en 1956 tras superar los
obstáculos de la dictadura de Primo de Rivera, la Guerra Civil y los
primeros años del franquismo.
Jaume de Puig considera que la versión digital, agrupada en CATCAR,
será la edición canónica del proyecto, ya que podrá ir actualizándose
con facilidad.
“No hacemos nada más que proyectar hacia el futuro una obra que ha costado 100 años”, resume.
TRABAJO A AMBOS LADOS DE LA FRONTERA
Para llevar a cabo CATCAR ha sido “imprescindible” la colaboración
entre instituciones a ambos lados de la frontera francesa y española,
entre ellas la Universidad de Perpiñán (Francia) o el archivo del
departamento francés de los Pirineos Orientales.
Aymat Catafau es profesor de Historia Medieval en la Universidad de
Perpiñán (Francia) y se ha encargado de referenciar geográficamente e
identificar documentos con origen en ambos lados de la frontera.
“Los que tenemos aquí son unos 680 documentos, lo que representa una
octava parte de la documentación total. No queda ninguna región de la
marca hispánica que no tenga documentación”, explica Catafau en
declaraciones a Efe.
Catafau precisa, no obstante, que esta documentación fue reunida por
el IEC y por Pere Ponsich, un historiador nacido en Perpiñán, Cruz de
Sant Jordi de la Generalitat en 1987 y fallecido en 1999.
A pesar de que “en proporción” es del mismo nivel que la del sur,
gran parte de esta documentación no es original: “Aquí ha habido mucho
desgaste dentro de la documentación eclesiástica después de la
Revolución Francesa. Tenemos mucha documentación que son copias hechas
en los siglos XVII y XVIII”, apunta.
FRONTERA ENTRE DOS RELIGIONES
Pero, ¿qué tuvo de relevante esta época tan poco conocida? Jesús
Alturo es catedrático de Paleografía, Codicología y Diplomática de la
Universidad Autónoma de Barcelona, y explica, en conversación con Efe,
que los cambios impulsados por Carlomagno en el campo de la cultura, la
liturgia, la escritura y la lengua han llegado hasta nuestros días.
En primer lugar, Carlomagno “reforzó la cultura cristiana” en los
territorios de la Cataluña actual, no sólo por ser un territorio de
frontera entre Al-Ándalus y el imperio carolingio, sino porque unificó
las liturgias cristianas y se impuso a prácticas consideradas heréticas:
“Carlomagno no quería disensiones teológicas”.
“Aunque la sociedad era analfabeta, tenían influencia de la Iglesia,
porque recibían el bautismo, la extremaunción… Todo pasaba por la
Iglesia. El único contacto que tenían con la cultura literaria era a
través de las pinturas de las iglesias y las explicaciones de la palabra
de Dios que les hacía el rector, y esto tenía una influencia enorme”,
subraya Alturo, que también es miembro del Comité International de
Paléographie Latine.
Catafau explica que las diferencias en la época entre ambos lados de
la frontera eran prácticamente inexistentes: la conquista carolingia se
produjo entre 15 y 20 años antes en la vertiente francesa de los
Pirineos, un periodo de tiempo mínimo dentro de la escala histórica.
“Encontramos el mismo tipo de documentación, la misma importancia de
las abadías, que eran los lugares en los que se implementaba la cultura,
y también el mismo tipo de explotación del territorio. Era frecuente
que las familias tuviesen posesiones a uno y otro lado del Pirineo”,
resume el profesor de la Universidad de Perpiñán.
OCHO RUTAS TURÍSTICAS
Para trasladar la época al público general, el IEC ha diseñado ocho
itinerarios a ambos lados de la frontera vinculados a la época
carolingia, que serán accesibles a través de una aplicación móvil, y que
pasan por el monasterio de Cuixà, Elna y L’Albera, en Francia, y por
Gerri de la Sal, Sant Joan de les Abadesses, Girona, Barcelona y Vic.
En la elaboración de estos itinerarios y del resto de herramientas de
divulgación también ha participado Aymat Catafau, con el objetivo de
presentar “el paisaje y el patrimonio de la época carolingia de manera
más atractiva”.
El proyecto también contempla la puesta en marcha, entre febrero y
abril de 2022, de una sala con una experiencia inmersiva que trasladará a
los visitantes hasta la Cataluña de la época, y que estará desarrollada
por el Institut Méditerranéen d’Etudes et Recherche en Informatique et
Robotique (IMERIR), que tiene sede en Perpiñán.
Edición: Carles Escolà
Coordinación: Miriam Burgués
Esta crónica forma parte de la serie “Historias Transfronterizas de Cohesión Europea”, un proyecto de la Agencia Efe financiado con el apoyo de la Comisión
Europea. La información es responsabilidad exclusiva de su autor. La
Comisión no es responsable de la utilización que pueda hacerse de ella
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