Desde
la España previa a la Revolución Industrial, pasando por la Guerra
Civil, el franquismo, la crisis de los ochenta y el periodo autonómico
hasta nuestros días
Isabel Ordóñez
Trazar
una línea a través del tiempo con la evolución de la economía española
en los últimos 200 años, unida a los acontecimientos sucedidos en ese
tiempo, viene a ser como una radiografía que siempre es útil para
adoptar políticas económicas que permitan un futuro mejor. Si además se
analiza por Comunidades Autónomas (CC.AA.), el diagnóstico es mucho más
exacto.
Eso es, entre otras cosas, lo que muestran las Estadísticas históricas de España: siglo XIX-XX, cuyos autores son Xavier Tafunell Sambola y Albert Carreras i Odriozola, editadas por la Fundación BBVA.
En
su Volumen I (tres, en total), se puede constatar cómo han cambiado las
cosas en el ámbito económico para las diferentes CC.AA. a lo largo de
la historia moderna de España. Y cómo han influido en la economía de las
mismas ciertos periodos clave, por ejemplo la Revolución Industrial, la
Guerra Civil, el franquismo, la crisis de los ochenta o el periodo
autonómico hasta llegar a nuestros días.
De la Revolución Industrial a la Guerra Civil
Como
se puede observar en la siguiente tabla, elaborada a partir de los
datos del estudio de Tafunell y Carreras, una primera fotografía nos
muestra la España de 1802, antes de la revolución industrial.
En
esas fechas, en términos económicos, el empuje del país lo
representaban básicamente dos comunidades, porque entre ambas sumaban
más del 41% del PIB (41,3%), Andalucía (25,7%) y Castilla y León
(15,6%). El resto de comunidades tenían menos del 60%.
Por
su parte, Cataluña solo representaba un escaso 8,3%, era pobre y
vendría a ser el equivalente de Extremadura hoy. País Vasco (2%) y
Madrid (2,7%) estaban muy alejados de lo que en el futuro llegaría a
ser.
A partir de estas fechas damos un gran salto para plantarnos en 1860 y 1901, con un cambio radical un siglo más tarde y con la Revolución Industrial
en marcha. Cataluña dobla su porcentaje del PIB (14,7% y 16,27%) y
Andalucía, que no participa de la Revolución Industrial y continúa
siendo agraria, desciende casi nueve puntos porcentuales en ese periodo.
Madrid
(9,6% y 9,12) asume su capitalidad y crece mucho, no como efecto de la
industrialización sino de la centralización. Se vive en una fase de
monarquía unitaria y en la capital no había industria en 1901, ni más
tarde, más bien era un lugar de funcionarios y estudiantes.
Por su parte, Castilla y León desciende cuatro puntos y el País Vasco dobla su porcentaje sobre el PIB.
Llegamos
a las puertas de la Guerra Civil (1930) y cabe preguntarse qué hubiera
pasado si no se hubiera producido, porque en esos tiempos Cataluña
alcanza su máximo histórico, representando el 21,38% del PIB. Y esto
explica bastantes cosas sobre el peso catalán en la II República.
Andalucía
continúa sigue cayendo (14,87%), lo mismo que Castilla y León (9,51%),
mientras Madrid (6,98%) ha perdido un poco de peso en relación al
periodo inmediatamente anterior y el País Vasco crece (5,4%).
Los efectos de la guerra y del franquismo
Un
año después del final de la Guerra Civil (1940), los efectos de la
misma han cambiado completamente el escenario. Cataluña sufre una caída
importante, representando en ese momento el 18,32% del PIB.
Castilla y León prácticamente se mantiene (9%) se mantiene y Madrid, mientras Madrid y Andalucía
crecen (8,55% y 15,63% respectivamente). La paradoja la encontramos en
el País Vasco, que a pesar de la Guerra Civil ha seguido creciendo
(6,16%).
Y
empieza lo que podríamos denominar como el periodo del franquismo, que
en este análisis dura hasta 1981. Cataluña crece progresivamente hasta
alcanzar otro máximo de nuevo, aunque menor que el anterior, en la
década de los setenta (19,72% en 1971).
Andalucía
vuelve a caer y se sitúa en 1981 en el 12,39% del PIB. Madrid,
naturalmente, crece alentado por un centralismo que exalta su
capitalidad (16,32% en 1981). Y Castilla y León continúa bajando
(5,91%), y el País Vasco, con altibajos, llega al 6,83%.
De la crisis de los 80 al periodo autonómico y la actualidad
Con
la crisis de los años 80, sobre todo crisis industrial, Cataluña se ve
afectada e inicia un lento retroceso: 19,66% (1981), 19,48% (1991),
18,7% (2000), 18,40% (2004) y un ligero repunte en 2008 (18,47%).
También el País Vasco se ve afectado por la desindustrialización, para
pasar del 19,66% en 1981 al 18,47% en 2008.
Andalucía
continúa con su declive, aunque del 12,39% (1981) pasa al 13,69 (2008).
Y quien no levanta cabeza es Castilla y León: 5,91% en 1981 y cayendo
hasta el 5,19% en 2008.
Madrid, por su parte, crece (16,32% en 1981) hasta alcanzar el 17,74% en 2008.
Así,
la fotografía en todo este periodo se puede resumir de la siguiente
manera: Cataluña durante el franquismo crece en términos relativos,
crece su peso en relación al conjunto español, más que la media española. Y durante el periodo autonómico decrece lentamente, como también lo hace el País Vasco.
Se
puede decir que a ambas comunidades el sistema autonómico no es capaz
de compensarles la destrucción que experimentan en el sector de la
industria en los ochenta.
En
sentido contrario, después de la guerra a Madrid las cosas le van bien,
tanto durante el franquismo como en el periodo autonómico. Combinando
los efectos de capitalidad administrativa, capitalidad cultural española
e industrialización a toda marcha, el crecimiento es constante.
Esa
visión que tiene el franquismo, que después continuaron los
socialistas, de convertir Madrid en una capital también industrial sigue
el modelo francés, no el modelo americano u holandés de una capital
administrativa, sino que lo quiere todo y esto le confiere un peso
extraordinario.
Andalucía decrece desde la Revolución Industrial y el franquismo y tiene un cierto crecimiento y estancamiento durante el periodo autonómico.
Por
su parte, Castilla y León es la gran sacrificada de esta parte de la
historia, no se beneficia de nada, ni del franquismo ni del periodo
autonómico.
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