19 d’octubre del 2010

La Sagrada Familia, ¿y ahora qué?


18-10-2010  -  Pocos cartuchos debe tener Hereu, el alcalde de Barcelona, cuando ha salido en tromba celebrando que el paso de la tuneladora que abre el túnel por donde pasará el AVE, a muy escasa distancia de la Sagrada Familia, no haya significado su hundimiento. Y es sorprendente el entusiasmo con que los periódicos del régimen socialista saludan este 'extraordinario' hecho.

El País titulaba a página entera “la Sagrada Familia aguanta”. Nunca tan bien dicho, aunque sería más correcto añadir “de momento”. El Periódico por su parte dedicaba una fastuosa portada con el título “¿Y ahora qué?”, por idéntico motivo, y añadía: “El alcalde Hereu disfruta del único gran éxito de su mandato”. Seguramente hay subconscientes que traicionan, porque es evidente que llevar a la portada de un periódico el hecho de que la actuación del Ministerio de Fomento no ha hundido instantáneamente la Sagrada Familia y que sea lo más relevante de los tres años que lleva gobernando Hereu la ciudad, es para llorar. Si esto es un 'gran logro', es necesario pensar quién será el nuevo alcalde, porque es evidente que con este bagaje el recorrido de Hereu le lleva directo a la tumba política. 

Y es que al “¿y ahora qué?” podría añadirse el hacer una novena, por ejemplo, para evitar que los movimientos de tierra que con el paso del tiempo generara el túnel y las vibraciones cuando transcurra el AVE no acaben dañando de manera grave la Basílica. 

Es evidente que nadie estaba afirmando que el paso de la tuneladora provocaría de inmediato el hundimiento del templo, lo que se decía y se dice es que era una imprudencia que amenaza la obra. Un peligro que se acentúa evidentemente con el paso del tiempo. 

Pero, además, sigue pendiente la explicación del porqué se ha escogido el trazado con mayor peligro siendo, además, el más caro. Las otras variantes, por el Litoral o por el Vallés, eran mucho menos costosas y de más rápida realización. También es necesario recordar que hasta en dos ocasiones el pleno del Ayuntamiento de Barcelona aprobó el cambio de itinerario, decisión democrática de la que el alcalde Hereu hizo caso omiso.

Vamos a efectuar previsión de futuro, con todo el riesgo que esto comporta:
La Sagrada Familia, una vez declarada Basílica por el Santo Padre, será objeto de actuaciones no santas por parte del Ayuntamiento de Barcelona. Van a intentar justificar los posibles daños futuros a base de alegar defectos en la construcción actual. Es decir, van a prepararse la coartada y van a crear un conflicto en torno al templo. Para ello contarán con el grupo de palmeros de toda la vida que tienen enfilada a la Sagrada Familia, que consideran que las obras deberían haberse detenido hace muchísimos años, y que siguen repitiendo que debería convertirse en una estación de tren o metro, como decía Beth Galí, en un artículo precisamente en El Periódico, “la futura estación Sagrera familia”. En un, como se ve, ingenioso y agudo juego de palabras que dice mucho de la capacidad intelectual de dicha señora.

Y es que al laicismo de la exclusión religiosa les produce llanto y rechinar de dientes eso de que en pleno siglo XXI se esté construyendo un gran Templo, patrimonio de la humanidad, emblema de la Barcelona post moderna, proyectado por un arquitecto en proceso de beatificación, y que encima será consagrado por el Papa.
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