12 de desembre del 2010

Por qué no fue prioridad el eje mediterráneo

El Tribunal de Cuentas Europeo critica la falta de rigor de Bruselas al fijar los proyectos clave

Josep Vicent Boira- 12-12-2010  //  Al fin sabemos la verdad. No ha sido a través de ninguna filtración de Wikileaks, sino a partir de un documento oficial emitido desde la rue Alcide de Gasperi 12, de Luxemburgo, sede del Tribunal de Cuentas Europeo (TCE) en el mes de diciembre del 2010. El corredor mediterráneo no se declaró en su momento uno de los treinta proyectos prioritarios (dentro de la RTE-T), debido a que aquella selección (aprobada en el año 2004 tras un proceso iniciado en 1993) se tomó al margen absolutamente de los flujos de tráfico existentes y de los previstos, es decir, de los datos reales. Así lo manifiesta el informe de fiscalización del TCE. Una primera constatación se nos revela. Si no fueron, por tanto, los datos reales de tráfico y transporte los que decidieron qué ejes iban a ser declarados prioritarios a escala europea, ¿qué criterios primaron? Pues lógicamente, los políticos. Y si esto fue así, ¿por qué en ese momento no se declaró prioritario el eje mediterráneo ferroviario? No hay otra explicación que aceptar que el ministro Álvarez-Cascos y su secretario de Estado Benigno Blanco decidieron que debían primar los proyectos centrados en la red radial del Estado español. Y esos fueron los que se llevaron a Bruselas, siendo asumidos por la comisión Van Miert. Este recorrido lógico lo sospechábamos, pero no teníamos pruebas. Hoy, en el momento en que no basta con suspicacias sino que la sociedad demanda documentos (véase el caso Assange), un documento del Tribunal de Cuentas Europeo lo muestra.


El Tribunal de Cuentas Europeo, en su informe número 8 de diciembre del 2010 (aprobado por su sala II) y titulado Mejora del rendimiento del transporte en los ejes ferroviarios transeuropeos: ¿ha sido eficaz la inversión de la UE en infraestructuras ferroviaria?,critica duramente el escaso rigor ("importantes insuficiencias en el criterio de selección") con el que fueron elegidos estos proyectos que han constituido la espina dorsal de la política de infraestructuras europea a partir de la llamada comisión Van Miert y que nunca consideró al eje mediterráneo. El TCE viene a desvelar el vicio de origen de aquella decisión: "El trabajo del grupo de alto nivel no partió de un análisis de flujos de tráfico actuales y previstos en los principales ejes". El informe se preocupa por el tramo Valencia-Barcelona que sí es tramo ERTMS (es decir, tramo declarado sistema armonizado de gestión del tráfico ferroviario) y se sorprende que no sea "proyecto prioritario".


La Comisión Europea responde al tribunal reconociendo su culpa: "La Comisión está de acuerdo en que la definición de los proyectos prioritarios no se ha basado en un análisis de los flujos de tráfico actuales y previstos (…) La Comisión también comparte la opinión de que la definición de la red principal debería basarse en criterios objetivos". ¿Hay mayor reconocimiento de responsabilidad?


Por cierto, la Comisión reconoce que hay posibilidades de que el corredor mediterráneo entre en la lista de proyectos prioritarios: "El proceso de revisión de la RTE-T está diseñado para abordar esta cuestión, y una posibilidad es incluir corredores del ERTMS directamente en los proyectos prioritarios".


El 17 de julio del 2003, este mismo periódico se hizo eco de la mala noticia que representaba la marginación del corredor mediterráneo. Ahora sabemos por qué fue y lo más grave es que Europa y sus estados han gastado, sobre decisiones tomadas al margen de los datos reales de flujos y demanda, 126.350 millones de euros hasta el 2007. ¡Así se ha hecho la España radial, por lo que nos toca! ¿Estamos a tiempo de que la inversión hasta el 2013, valorada en 154.000 millones de euros, y los 119.00 millones que se invertirán posteriormente se hagan sobre criterios objetivos? Si esto fuera así, el corredor mediterráneo ferroviario estaría entre estos proyectos prioritarios.


La verdad siempre nos hace libres, sea en Wikileaks o en Luxemburgo.


 J. V. BOIRA, profesor de la Universitat de València