22 de febrer del 2010

La visita del Papa a Barcelona: los riesgos de un anuncio precipitado


19/02/2010- Forum  Libertas -  El Cardenal Sistach, Arzobispo de Barcelona, viene trabajando con discreción desde hace tiempo para conseguir que el Papa inaugure la entrada en funcionamiento del templo de la Sagrada Familia. La obra, en lo que es el conjunto monumental y que será algo extraordinario en el mundo –en buena medida ya lo es- no estará terminada hasta dentro de bastantes años, quizás una década, pero la nave central, la que permite que la Sagrada Familia entre en funciones como un templo, estará lista previsiblemente antes del verano...
Por tanto, es lógico el empeño de monseñor Sistach en que el Papa acudiera a este hecho histórico, que además enlaza con el proceso de beatificación de su arquitecto, Gaudí. Que una persona de la talla mundial de Gaudí ejemplifique la vida de un laico católico es otro hecho de indudable valor que la presencia del Santo Padre contribuirá a resaltar.

Pero todos estos elementos tan razonables y bien situados se han visto conmovidos, gene- rando un punto de incertidumbre, como consecuencia de lo que sin duda ha sido un anuncio precipitado de la visita asignándole una fecha concreta: el 7 de noviembre. Quienes dieron esta información, la web 'Catalunya Religió', tenían a su favor que son un sector de personas que gozan del apoyo y reconocimiento del Arzobispo Sistach

Después, las declaraciones del portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, aguaron la perspectiva al afirmar que lo único que se puede decir ahora en concreto es que “no está en la agenda”, sin que ello excluya para más adelante el que pueda concretarse.  Otras fuentes vaticanas, recogidas por los medios locales, como el diario “Avui”, han explicado que “por ahora lo único que hay son rumores, y que quienes difunden esta información han de asumir su responsabilidad”.

Por otra parte, quien habitualmente anuncia la visita del Papa a un país en primer término acostumbra a ser el gobierno anfitrión y aquí se produce otro hecho que de momento no acaba de encajar. El 11 de octubre pasado el ministro de Asuntos Exteriores de España, Miguel  Ángel Moratinos, tuvo un breve encuentro en Roma con el Cardenal Bertone. En aquella fecha, Moratinos invitó al Papa a venir, cumpliendo así el modelo protocolario habitual al Encuentro Mundial de la Juventud, en Madrid, el 2011 y, atención, a Santiago de Compostela, el 2010, en razón del año Jubilar.

Pero quizás lo que resulta más difícil de comprender es que se anuncie la visita del Santo Padre en una fecha, 7 de noviembre, en pleno proceso electoral en Cataluña.Las elecciones se realizarán durante aquel mes, en una fecha todavía no fijada, pero que no será ni a prin- cipios ni a finales. Esto significa, como ha ocurrido en las situaciones precedentes, que desde la vuelta de vacaciones comenzará una muy dura campaña electoral, donde Artur Mas de CiU se juega la última ocasión y Montilla su supervivencia como presidente. Esto, natu- ralmente, crea un clima un tanto insólito para la visita papal e incorpora unos riesgos que no pueden subvalorarse. Además, como previsiblemente el presidente va a volver a surgir no como resultado directo de las urnas sino como fruto de los pactos post electorales, la tensión y el conflicto se prolongará hasta bastantes semanas después de la cita electoral.
Sin duda, el que haya emergido de una manera, suponemos que imprevista, la fecha de la venida y que después ésta no haya tenido confirmación y hayan surgido estos nuevos datos sitúa la decisión del viaje del Papa en un ámbito alejado de la tranquilidad necesaria. Lo somete a las condiciones de un escenario que no son las que le corresponde: la de las tensiones y presiones políticas en la sociedad civil y también en el seno de la propia Iglesia local.  
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