26 de gener del 2012

Una reflexión sobre los bancos y sobre el sistema financiero


ForumLibertas.com- 25/01/2012 - Editorial
Los datos del Banco de España señalan que en el tercer trimestre del año pasado la banca tuvo pérdidas por valor de 780 millones de euros. No es la primera vez que esto ocurre, ya pasó en el cuarto trimestre del 2009, pero sí hay que decir que es un hecho excepcional que debe alertar sobre la situación en que se encuentra una parte, no toda, de la banca española. De hecho, ya hay editoriales económicas que anuncian la necesidad de sanear el sector más allá de las simples fusiones anunciadas por el Gobierno, incluyendo la aplicación de ayudas públicas, pero incluso apuntando la conveniencia de que se deje caer alguna entidad.

Pues bien, si esto ocurriera hay que decir que debe producirse una profunda reflexión sobre el sistema financiero, porque no es posible que exista una actividad económica de mercado que, cuando las cosas van bien, puede ganar dinero ilimitadamente o corresponder a sus altos dirigentes con retribuciones que a muchos mueven a escándalo; y, cuando las cosas van mal, deban acudir a la ayuda pública para sobrevivir.

Es evidente que los bancos son demasiado importantes para dejarlos caer, sería una ruina para el país, pero también lo es que con estas normas de juego no se puede funcionar. No existe ningún empresario que no corra riesgo o que puede llegar a arruinarse, y la crisis muestra muchísimos de ellos. Los bancos son una excepción precisamente por su capacidad de arrastre de los demás, pero si no se construye un sistema que garantice realmente que disponen de recursos propios para afrontar cualquier situación crítica racional, por grave que ésta sea, es necesario pasar a plantearse que estas entidades estén exclusivamente en manos privadas y la sociedad, a través de los poderes públicos, no deba intervenir para que siempre esté garantizado que no se corran riesgos innecesarios por afán de lucro. Han de cumplir de manera efectiva su función social y económica, que no es en primer término la de que sus propietarios ganen muchísimo dinero, sino la de hacer fluir el crédito, ayudar a la buena marcha de la economía y evitar que de los bolsillos de los ciudadanos, ya muy maltrechos, tengamos que aportar dinero para que no nos arrastren en su caída.