4 de febrer del 2017

El inquietante informe sobre “la verdad” catalana que el CNI ha enviado a Rajoy




¿Nos está diciendo la verdad el Gobierno sobre lo que pasa realmente con Cataluña? Todo parece indicar que no. En la realidad, no está tan claro que la Generalitat esté perdiendo el partido.


¿Nos está diciendo la verdad el Gobierno sobre lo que pasa realmente con Cataluña? Todo parece indicar que no. En la realidad, no está tan claro que la Generalitat esté perdiendo el  partido.

Desde hace meses, desde los primeros días de septiembre, Rajoy tiene sobre su mesa de trabajo el informe, confidencial como no puede ser de otra manera, de los servicios de inteligencia (en plural y en minúscula porque son varios estos servicios) en el que, al menos, se informa de tres conclusiones de extraordinaria trascendencia: primera, de que empieza a abrirse una brecha de solidaridad con España en algunos países europeos; segunda, de que hay un “embajador” catalán en Viena que está llevando con singular éxito las relaciones del Govern con la Unión Europea y más concretamente con los estados que más recientemente se han constituido como tales; tercera, que, y esto resulta medianamente positivo, no existen demasiadas posibilidades de que al fin, Puigdemont y su cuadrilla puedan celebrar, como quieren y pretenden, el referéndum de independencia.

 Aún se puede añadir una cuarta conclusión: que el actual descenso del ánimo independentista, el “soufflé”como se le denomina en los citados servicios de inteligencia, puede revertirse, cambiar en cualquier momento; es más, en muy breve plazo. ¿Cómo? Fácil si el fuguista presidente de la Generalitat consigue que los  anarquista furiosos de la CUP aprueben sus Presupuestos, y si sale de su prevista, y aún no fijada, entrevista con Rajoy, presentándose como una víctima absoluta de la intransigencia de “Madrit”.


Todo lo que han escrito (porque sí, lo han dejado por escrito) los expertos del Centro Nacional de Inteligencia y de otros servicios, está en manos de Rajoy y, desde luego, de la vicepresidenta “para asuntos catalanes” Soraya Sáenz de Santamaría con la que el director del CNI suele despachar con gran asiduidad, probablemente una vez por semana. Estos despachos encierran singular importancia porque la vicepresidenta logró cuando se constituyó el Gobierno a última y casi a la desesperada, que el jefe Rajoy se aviniera a que el CNI no pasara a depender directamente de Ministerio de Defensa cuya titular y Santamaría no se guardan simpatía alguna.

El hecho de que la vicepresidenta reciba toda la información pertinente del general Sanz Roldán le convierte en una fuente de decisión imprescindible a la hora de fijar la estrategia gubernamental con Cataluña, incluso con sus independentistas más inflexibles.
Rajoy, Santamaría y probablemente el ministro Dastis, titular de Asuntos Exteriores, saben que los parlamentos de Holanda, Dinamarca y Noruega, se están mostrado últimamente  muy proclives a pedir al Gobierno español un acuerdo para que el referéndum de autodeterminación de Cataluña se negocie “bilateralmente” con el Ejecutivo de Puigdemont, una postura que preocupa enormemente en Madrid donde nunca se creyó que iniciativas de este tipo pudieran siquiera plantearse. Esto explica que el ministro Dastis haya salido esta semana a la palestra recordando que ni la Unión Europea, ni el Consejo son favorables a la consulta pactada.

Lo que ha hecho Dastis es algo más que un  recuerdo: es un movimiento de presión para cortar por lo sano las proclamas de los mencionados parlamentos que pueden tener un efecto dominó y trasladarse a otras asambleas europeas. Es curioso que estas proclamas parlamentarias hayan tenido un nulo eco en España donde casi ningún medio de información se ha ocupado de este movimiento que puede constituirse en el embrión ejemplarizante de otros similares en países diferentes de la Unión Europea.

El "embajador"de Cataluña en Austria
El Gobierno popular español conoce también al dedillo las actividades del denominado abusivamente “embajador” de Cataluña en Austria, un experto en relaciones internacionales, que habla mejor alemán que la propia Merkel, al que se le califica como “especialmente listo” en los informes de la Inteligencia. Este Adam Casals lleva trabajando en Viena desde julio de 2005 y desde luego sus cometidos se alargan mucho más de los reducidos que pueda desarrollar en la ciudad del Danubio Azul, porque Casals tiene encomendadas por el peculiar conseller de Exteriores de la Generalitat, el madrileño Raúl Romera, las relaciones nada menos que con otros cinco estados más: Eslovenia, Croacia, Chequia, Eslovaquia y Hungría.

No es inocente este encargo porque los primeros países citados son independientes desde hace apenas treinta años y tienen una sensibilidad muy notable respecto a procesos de secesión como los que ellos vivieron tras las caída del telón de acero y la consiguiente derrota del régimen  soviético. Inteligencia y por tanto el Gobierno saben de las martingalas de este individuo y son, según hay que esperar, perfectamente conscientes del peligro que supondría el triunfo de las actividades, muy bien financiadas por cierto con el dinero de todos los españoles, de Casals, su representación y por consiguiente del Govern de la Generalitat.

La única buena noticia que se inscribe en los informes recientes antes citados es que los “espías” de nuestra Inteligencia que trabajan en Cataluña coinciden en que el referéndum tal y como lo conciben los separatistas catalanes no va a poder celebrarse. Ahora bien: ¿significa eso que Puigdemont y sus secuaces en la sedición renuncien a una consulta singular por chapucera que ésta pueda ser caso de volver a celebrarse? De ningún modo: la decisión absolutamente imparable, según el CNI, de los independentistas es ésta: si no nos dejan referéndum, habrá consulta.

Es de suponer que el Gobierno de Rajoy trabaje en este escenario y que ya haya elaborado un plan para impedir incluso la apertura de urnas de cartón en el mes de septiembre, en un, procedimiento tan cutre pero tan real como el que ya se perpetró ahora hace dos años. Recuérdese a este respecto que las papeletas que introdujeron los catalanes que se acercaron a los ilegales colegios electorales, fueron elaboradas en una prisión dependiente de la Generalitat. Si ello se repitiera ahora, ¿estaría el Gobierno de España dispuesto a impedir punitivamente la impresión de tales papeletas?

A nueve meses de la amenaza consultiva de la Generalitat, sería conveniente que el Gobierno aclarara todos estos extremos. En el Centro Nacional de Inteligencia debería funcionar algún departamento destinado a defender  la Constitución y todo lo que ella guarda. Con seguridad de que  lo antedicho tiene cabida en esta sección. Los españoles y los agentes de Inteligencia que nos protegen seguimos denunciando que el papel del Gobierno en Cataluña sigue siendo o muy modesto o claramente ineficaz. Y encima, tal papel se ha iniciado muy a destiempo. No es imposible que los barreneros de España nos estén comiendo la merienda.