Cartas
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15/05/2012 - 04:28h
Christian Riolo
Castelldefels
Un ahorrador pone su dinero en Bankia, un banco de
nueva creación, heredero de otros pero con nuevos aires. Moderno y
eficiente. Recibe la llamada de un inteligente y dicharachero asesor
financiero que le propone que coloque su dinero en un nuevo producto, un
plazo fijo óptimo y novedoso, garantizado; lo llaman algo así como
preferente. Y el ahorrador firma.
Un día el ahorrador decide levantar su dinero y se encuentra que el plazo fijo no era tal, que ahora tiene que esperar diez años o más para poder rescatar su dinero. El asesor le dice entonces que Bankia le ofrece a cambio de sus ahorros acciones del banco y que al cabo de un año él las podrá vender. Y habrán subido. Seguro. Y el ahorrador firma.
Y entonces todo se precipita. En menos de un año Bankia explota. El Estado lo interviene y en ese acto suceden dos cosas, muy graves y sottovoce, casi inadvertidas. Primera: las acciones caen en picado y el ahorrador de la noche a la mañana pasa a tener unas acciones que no valen nada, perdiendo la posibilidad de recuperar lo ahorrado. Segunda: el Estado se hace con el control del dinero del ahorrador, que contablemente ya era de Bankia. Bonita manera de recaudar. Jugada maestra del Estado.
Un día el ahorrador decide levantar su dinero y se encuentra que el plazo fijo no era tal, que ahora tiene que esperar diez años o más para poder rescatar su dinero. El asesor le dice entonces que Bankia le ofrece a cambio de sus ahorros acciones del banco y que al cabo de un año él las podrá vender. Y habrán subido. Seguro. Y el ahorrador firma.
Y entonces todo se precipita. En menos de un año Bankia explota. El Estado lo interviene y en ese acto suceden dos cosas, muy graves y sottovoce, casi inadvertidas. Primera: las acciones caen en picado y el ahorrador de la noche a la mañana pasa a tener unas acciones que no valen nada, perdiendo la posibilidad de recuperar lo ahorrado. Segunda: el Estado se hace con el control del dinero del ahorrador, que contablemente ya era de Bankia. Bonita manera de recaudar. Jugada maestra del Estado.
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