Libertad, libertad, libertad. No es el himno de Riego ni me voy a meter, como es natural, con los curas y monjas a que se refería la versión pirata del citado himno.
Hoy me refiero al río Guadiana, ese que aparece y desaparece. Aquí hay río, aquí no hay río.
Nuestro Guadiana particular es la
educación concertada. Cada cierto tiempo, y siempre por razones
políticas, sale el tema. Se discute, se dan argumentos a favor y en
contra y hasta otro día, lo que no tranquiliza a muchas familias, que
piensan que el “otro día” puede estar próximo. Que ese día, el colegio puede dejar de recibir los euros procedentes del concierto,
con el consiguiente encarecimiento del recibo mensual, que les hará
sudar para intentar pagarlo y, si milagrosamente lo consiguen, ser
tachados inmediatamente de ricos que llevan a sus hijos a colegios de
élite.
Leo que Evo Morales quiere instituir el Día de la Mentira,
lo que me parece un acierto, porque la falsedad se ha impuesto y se ha
convertido en un río desbordado que todo lo anega. (Frase que me ha
salido de un tirón, un poco cursi, pero ahí la dejo).
Pues en eso estamos, en la posibilidad de
que el número de ricos aumente. Y de pobres también, porque habrá
muchas familias que no podrán aguantar el tirón producido por la
desaparición del concierto.
Y se irán a otro tipo de escuela, con
otro ideario, pero más barata, porque la que ellos buscaban era una
escuela cuyo ideario fuera coherente con el suyo y, de repente, por
decisión política, se ha vuelto cara.
Ese es el único secreto del asunto. Que a los padres se les acorrala económicamente para quitarles la libertad de elegir educación para sus hijos.
Esto de la libertad es algo muy serio. Nunca he entendido por qué no se habla del cheque escolar:
el Estado manda un cheque a cada familia para que lleve a sus hijos al
colegio que quieran. Como es natural, el colegio que funcione seguirá
adelante. El que no funcione se hundirá. Pero eso también pasa con los
bares, con los grandes almacenes y con las discotecas.
Y los padres llevarán a sus hijos a
colegios que les enseñen religión, o marxismo-leninismo, o nada, porque
serán libres para elegir. Y, repito, al colegio que lo haga bien le irán
bien las cosas y al que mal, mal. Y la educación será diferenciada o será no diferenciada. Y los padres serán libres para elegir. Y al que lo haga bien etc.
Por supuesto, la educación no será moneda
de cambio para aprobar los presupuestos, porque con las cosas de comer
no se juega y, en mi ingenua ignorancia, siempre he creído que los
gobernantes son personas honradas, que actúan pensando únicamente en el
bien de las personas libres en una sociedad libre.
Los padres son los ÚNICOS responsables de la educación de los hijos.
Esto, que lo sabemos todos, no les gusta a algunos, los partidarios del
himno de Riego, versión ful de Estambul, o sea, falsa como Judas. Y
hablan de la educación y hacen reformas y adaptan cada reforma a sus
gustos… Mientras tanto, las familias hacen cuentas y venden hasta el
colchón para llevar a los hijos al colegio que quieran.
Así, pasan oficialmente a la categoría de ricos.
Y si se descuidan, como son ricos, pagan más impuestos.
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