Tenemos un Partido Popular en pleno sarampión. El debate interno llega con 4 años de retraso, por fin ha explotado al perder las elecciones otra vez. El partido ha pasado la legislatura de enfrentamiento crónico contra lo que sea para dar la impresión de “emergencia nacional” ó “pre-estado de división de España” y así tapar la autocrítica de la 2ª legislatura de Aznar. La táctica no le ha rentado sino que ha provocado el efecto contrario:”votar para que no gane el PP”. Por lo menos en Cataluña así ha sido.
En efecto España no se rompe por ceder, negociar, pactar...con las autonomías, siempre que eso sea lo que pidan los votos. Hay una parte de los españoles (sean del PP o de la izquierda) que siguen con esa frase como si las cosas no pudieran cambiar. En realidad lo que no quieren que cambie es que “todo pase por Madrid”: las leyes, la economía, la nueva red del AVE radial, las autopistas radiales, los vuelos intercontinentales sólo desde la T4.... No quieren que cambie, no les interesa. Es virtualmente imposible que lo reconozcan, pues vivir en una capital así tiene grandes ventajas.
La confortable centralidad de Madrid equivalente a la unidad de España. Y así todo está bien. Se adopta el imaginario de la España de la generación del 98 que encontró su esencia en los campos de Castilla, también geográficamente centrales. Tengo para mí que no es consciente sino un arrastre cultural. Pero a los 110 años a los españoles no residentes en la capital esa metáfora no nos sirve.
Entiendo la posición de María San Gil viviendo esa realidad tan dura del País Vasco. Allí no se puede ni hablar de pactar con la Autonomía, en el País Vasco significa pactar con el PNV. Y éste tiene un juego ambiguo lamentabilísimo con ETA. El capital moral de San Gil me gusta muchísimo, y el gesto de honradez consigo misma es poco frecuente y también, en este aspecto, me gusta que se haya producido.
Pero gracias a Dios el resto de las autonomías no tienen un partido como el PNV apoyando “si pero no” a unos terroristas.
Hay varias autonomías que queremos un federalismo fiscal. No nos sentimos tratadas con el cariño que nos merecemos, no se lucha desde Madrid por tener nuestra adhesión cordial. Lo mismo sucede en Baleares, en Valencia. Ahí es donde el PP debe cambiar de línea si pretende que le demos el voto. Esto no rige para el País Vasco, pero sí para el resto de España.
Entiendo bien que la separación de conceptos que he expuesto no se entienda en Madrid, donde las discusiones se zanjan entre “o PSOE o PP”. Y no, España tiene una alta variabilidad de situaciones como para reducirlo todo a dos. Por más que desde la capital se vea que sólo existen dos, pues no, es un espejismo. ¡Un espejismo que se repite en nuestra historia desde hace 200 años!
Blanca Alsina.
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