En esta época de recortes y ajustes, es cuando se hacen más evidentes las prioridades de los que nos dirigen. Una buena prueba de esto es lo que sucede con el gasto militar. Abrimos esta reflexión al hilo de la celebración el 30 de enero del Día de la Paz y la No Violencia, una conmemoración que se celebra con gran entusiasmo en los colegios, pero que pasa con gran indiferencia ciudadana en las calles.
Vivimos
tiempos de ajustes en los que se ponen en cuestión servicios tan básicos
para la sociedad como la sanidad, la educación o la protección social.
Por eso, algunas cifras resultan escandalosas. Por ejemplo, el gasto
militar en España en el año 2011 fue de 17.248 millones de euros, un
1,62% de nuestro PIB y un 4,76% de los Presupuestos Generales del
Estado. Esto se traduce en un gasto de 47 millones al día en inversiones
armamentísticas. Para poner en valor esta cifra, podemos apuntar los
presupuestos de algunos ministerios: Sanidad y Política Social, 2.553
millones de euros; Educación, 2.797; o Justicia, 2.564.
Según los
datos que facilitó el anterior secretario de Estado de Defensa,
Constantino Méndez poco antes de dejar su cargo, la deuda que arrastra
España por sus compromisos en gasto militar llega a los 36.000 millones
de euros. Al firmar esos contratos con la industria armamentística,
España aceptaba un escenario de pagos. La generación de esta deuda
comenzó con el Gobierno de José María Aznar. Se pensó que España debía
modificar su defensa, es decir, comprar nuevas y sofisticadas armas
mediante unos programas de inversión (el avión de combate europeo
Eurofighter, las fragatas de proyección y multiusos F100 y los carros de
combate Leopard). Se trataba de reformar el ejército español para
hacerlo más profesional y moderno. Para financiar este proyecto, se
ingenió una original fórmula de pago: se comprometían diversos programas
con las principales industrias militares, aplazando su entrega y su
pago en el futuro.
Uno de los inconvenientes de esta fórmula
reside en que los pagos nunca se vuelven obsoletos, las armas, sí. Es
decir, para cuando se pactó la entrega del armamento, este ya quedaba
viejo, por lo que había que planificar una nueva inversión. Sin embargo,
las deudas se mantienen. Por otro lado, Defensa queda atada durante
años a estos programas de inversión, sin margen de maniobra. Aznar
impulsó esta política (el 51% de los actuales créditos) y Zapatero la
continuó. Un círculo vicioso porque siempre habrá que volver a comprar
armamento nuevo.
Lo más curioso de todo es que el actual ministro
de Defensa era secretario de Estado de ese ministerio cuando comenzó
esta peculiar política de renovación de nuestro ejército. Él era el
encargado de las compras y de los contratos.
Ahora vuelve al
Ministerio, esta vez como máximo responsable, por lo que será el
encargado de buscar una salida a la abultada deuda. Él la creó y él la
solucionará ¿Y a qué se dedicó Morenés mientras salía y entraba en el
Ministerio de Defensa? Pues, entre otras cosas, a dirigir los destinos
de la empresa MBDA, un emporio que construye misiles y demás armas.
Pocas semanas antes de que Morenés volviera a Defensa, su empresa, MBDA,
demandó al Estado español por daño emergente y lucro cesante, al haber
renunciado a la fabricación de las dañinas bombas de racimo. MBDA exigía
una indemnización de 40 millones de euros.
Fuente: Distrito 19, febrero 2012, Nº 149, página 8.
http://issuu.com/distrito19/docs/distrito19_149?mode=window&viewMode=doublePage
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=145966
15 marzo 2012, nueva notícia al respecto, en el Congreso de los Diputados:
El debate hace aflorar una deuda de 30.000 millones en Defensa
El debate en el pleno del Congreso ha hecho aflorar una deuda de 33.000 millones de euros en gastos del Ministerio de Defensa, un dato que han admitido tanto el presidente Mariano Rajoy, como el líder socialista Alfredo Pérez Rubalcaba.
Después de que el líder socialista pusiera sobre la mesa la
posibilidad de recortar el presupuesto de ese ministerio antes que
recortar el gasto social, el presidente ha asegurado que a él le
preocupa más cómo recortar la deuda de "más de 30.000 millones" de
Defensa.
En la réplica, Rubalcaba ha abundado en el asunto y ha espetado que
"el 80% de ese dinero es de compromisos de los Gobiernos del PP". Un
porcentaje que ha cifrado en 22.000 millones de euros. "Sí, del señor
Trillo", ha subrayado el líder socialista, en referencia al exministro
de Defensa, Federico Trillo.
Después, le ha recordado a Rajoy que la deuda del ministerio no era
el objeto del debate, sino que él se refería a una cuestión de
prioridades. "El debate es si las fuerzas armadas pueden hacer un
esfuerzo como lo están haciendo el resto", ha puntualizado. "Vamos a ver
si ahí podemos hacer un esfuerzo".
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