Costes sociales de la industria del juego
FERNANDO RODRÍGUEZ-BORLADO 17.ABR.2012 ACEPRENSA
Varias noticias han devuelto a la actualidad la vieja
cuestión sobre qué actitud deben tomar los gobiernos con respecto a los
negocios de la prostitución, las drogas o el juego. Lo curioso es que
algunos de los que se quejan de la inhumanidad de “los mercados”
pretenden en cambio legalizar y mercantilizar la prostitución o las
drogas. Parece que en tiempos de crisis económica, los costes sociales
se convierten en algo demasiado intangible como para rivalizar con el
“viciodólar”.
Los impuestos que las administraciones
podrían recaudar del juego, el comercio de drogas o la prostitución
tientan a unos gobiernos acuciados por la crisis
Hace unos meses, un artículo de The Economist
contaba cómo los hábitos cada vez más saludables de los ingleses están
saliendo caros a la hacienda pública. La recaudación por impuestos al
tabaco, el juego y el alcohol desciende cada año. El presupuesto
sanitario lo agradece, pero las cuentas sufren por otros lados. Una
situación que pone al gobierno entre la espada y la pared: subir los
impuestos al vicio y arriesgarse a que los consumidores se trasladen al
mercado negro, o mantenerlos y comprobar cómo cada año desciende lo
recaudado. Pero aún queda otro elemento en la ecuación: los costes
sociales, que no siempre pueden ser cuantificados económicamente, o al
menos no a corto plazo.
Los vecinos de La Junquera saben muy bien a qué tipo de costes
sociales te enfrentas cuando dejas que el viciodólar circule libremente.
Esta localidad de Girona se ha convertido en noticia por un reportaje,
publicado por el New York Times, en el que se describía el ambiente de esta pequeña localidad “tomada” por la prostitución.
La situación fronteriza de La Junquera ha contribuido al asentamiento
de la prostitución. Como cuentan las autoridades y los habitantes del
pueblo, gran parte de los clientes de los prostíbulos son franceses,
casi todos jóvenes, que cruzan la frontera atraídos por los
macro-burdeles, la permisividad (la ley es más restrictiva en Francia) y
los bajos precios. “Para ellos es una forma de diversión como otra
cualquiera”, comenta la alcaldesa de La Junquera.
En 2010 el ayuntamiento de La Junquera denegó la licencia a un club
de alterne que quería abrir sus puertas en el pueblo. Sin embargo, los
dueños del negocio llevaron su protesta hasta el Tribunal Superior de
Justicia de Cataluña, que les dio la razón. En la actualidad, este
burdel es uno de los más grandes de Europa, y atrae un gran número de
“turistas sexuales”. El reportaje del New York Times no recoge
declaraciones de los vecinos de La Junquera: sería interesante
preguntarles si consideran que el dinero que dejan estos turistas
sexuales compensa la exposición diaria del pueblo al triste espectáculo
de la prostitución.
El estado de Nevada, donde se encuentra Las
Vegas, tiene la tasa de desempleo más alta de Estados Unidos, y la
tercera de criminalidad
Ya que el vicio va a seguir…
Una de los argumentos más usuales en contra de prohibir la prostitución es que, legal o ilegal, este negocio seguirá existiendo. Un razonamiento parecido han hecho algunos de los habitantes de Rasquera, el pueblo de Tarragona que acaba de aprobar en referéndum la plantación de cannabis en sus tierras. Uno de los votantes del “sí” declaraba a El País: “No estoy de acuerdo con las drogas, pero de lo contrario las plantaciones irán a otros pueblos; para eso, que se queden aquí”.
Una de los argumentos más usuales en contra de prohibir la prostitución es que, legal o ilegal, este negocio seguirá existiendo. Un razonamiento parecido han hecho algunos de los habitantes de Rasquera, el pueblo de Tarragona que acaba de aprobar en referéndum la plantación de cannabis en sus tierras. Uno de los votantes del “sí” declaraba a El País: “No estoy de acuerdo con las drogas, pero de lo contrario las plantaciones irán a otros pueblos; para eso, que se queden aquí”.
Otro de los recursos retóricos para amparar el dinero del vicio es
utilizar expresiones que soslayen la cruda realidad del negocio. Se
utilizó en La Junquera cuando se hablaba de “locales de ocio nocturno”
para referirse a los burdeles. También ha ocurrido en Rasquera: la
pregunta para votar sí o no a los cultivos de cannabis estaba redactada
en unos términos bastante más oscuros: “¿Estás de acuerdo con el
desarrollo del plan anticrisis 2012, aprobado por el Ayuntamiento de
Rasquera en la sesión plenaria del 29 de febrero?”. Además de opaca, la
pregunta parece pensada para inclinar hacia el “sí”, con la alusión a
medidas contra la crisis económica.
Eurovegas en el espejo
Otra fuente de “viciodólares” son los casinos. Últimamente, el nombre de moda es Eurovegas, el enorme complejo recreativo que el magnate Sheldon Adelson –dueño de gran parte de los casinos de Las Vegas– se ha propuesto construir en España. Madrid y Barcelona se han ofrecido como sedes ante las generosas promesas de Adelson: Eurovegas generará 164.000 empleos directos y 97.000 indirectos, según los cálculos de Boston Consulting, empresa a la que Adelson encargó una estimación. El complejo albergará, cuando se terminen todas las fases del proyecto, 36.000 plazas hoteleras, además de 5 casinos, varios campos de golf y un enorme teatro. El nombre no engaña: Eurovegas pretende convertirse en Las Vegas del Viejo Continente.
Otra fuente de “viciodólares” son los casinos. Últimamente, el nombre de moda es Eurovegas, el enorme complejo recreativo que el magnate Sheldon Adelson –dueño de gran parte de los casinos de Las Vegas– se ha propuesto construir en España. Madrid y Barcelona se han ofrecido como sedes ante las generosas promesas de Adelson: Eurovegas generará 164.000 empleos directos y 97.000 indirectos, según los cálculos de Boston Consulting, empresa a la que Adelson encargó una estimación. El complejo albergará, cuando se terminen todas las fases del proyecto, 36.000 plazas hoteleras, además de 5 casinos, varios campos de golf y un enorme teatro. El nombre no engaña: Eurovegas pretende convertirse en Las Vegas del Viejo Continente.
Por eso mismo, vale la pena echar un vistazo a Las Vegas originales,
en el estado de Nevada, y más en general a las ciudades norteamericanas
que han hecho del juego una de sus principales fuentes de ingresos.
Uno de los mayores obstáculos al analizar el impacto de los grandes
casinos es la dificultad para medir los costes sociales, al menos en
términos que puedan ser comparados con los beneficios económicos a corto
plazo, como el turismo o los nuevos puestos de trabajo generados por
estos macrocomplejos. Desde hace más de 15 años, el debate sobre el
juego ha sido planteado frecuentemente en Estados Unidos. También en
Canadá, el Canadian Consortium for Gambling Research ha estudiado a fondo la cuestión.
Las Vegas ya no sonríe
Quizás, la iniciativa más conocida para evaluar los beneficios y los costes del “living Las Vegas” fue la creación en 1996 de una comisión nacional (NGISC: National Gambling Impact Study Commission) por parte del entonces presidente Bill Clinton. Tres años después, la comisión publicó su informe: en él aclaraba que aún faltaba mucha investigación para poder dar un veredicto definitivo, pero aun así recomendaba que se aplazaran los proyectos de apertura de casinos que varios estados estaban considerando.
Quizás, la iniciativa más conocida para evaluar los beneficios y los costes del “living Las Vegas” fue la creación en 1996 de una comisión nacional (NGISC: National Gambling Impact Study Commission) por parte del entonces presidente Bill Clinton. Tres años después, la comisión publicó su informe: en él aclaraba que aún faltaba mucha investigación para poder dar un veredicto definitivo, pero aun así recomendaba que se aplazaran los proyectos de apertura de casinos que varios estados estaban considerando.
Este informe destacaba, por ejemplo, cómo la posibilidad de
convertirse en un vicioso del juego (las categorías que el estudio
denomina jugador con problemas y jugador patológico)
aumentaba en más de un 75% si se vivía a menos de diez millas de uno de
estos casinos gigantes. También señalaba que un 13% de los clientes
habituales de estos casinos terminan por desarrollar ludopatía. Según la
American Psychological Association, entre un 2% y un 4% de los adultos
norteamericanos tienen un problema de adicción al juego; en estados
volcados con la industria de los casinos como Oregón, Mississippi,
Louisiana o Nevada el porcentaje dobla ampliamente a la media nacional.
La relación del juego con el comportamiento delictivo parece bastante
clara según la mayoría de los estudios, aunque otros aclaran que las
cifras de jugadores patológicos tienen que ver también con otros
factores: por ejemplo, dicen, las ciudades del este tienen en general
una tasa de criminalidad más alta. También se señala que la cantidad de
delitos tiene más que ver con el turismo que con la propia actividad del
juego.
Con todo, algunos datos aportados por la NGISC son muy
significativos. Por ejemplo, el porcentaje de los que han sido
arrestados alguna vez en su vida aumenta según su mayor relación con el
juego: son el 4% de los no jugadores, el 10% de los jugadores
ocasionales, el 21% de los jugadores frecuentes y más del 30% de los
jugadores con problemas y de los jugadores patológicos.
Un perfil nada halagüeño
Se podría pensar que el aumento en el porcentaje de los detenidos no tiene por qué suponer que lo hayan sido por su relación con el juego. Sin embargo, otros datos confirman que, si el juego no es la causa directa, al menos sí cabe formar un perfil del jugador como un ciudadano poco ejemplar –y, desde el punto de vista económico, bastante gravoso para la sociedad–.
Se podría pensar que el aumento en el porcentaje de los detenidos no tiene por qué suponer que lo hayan sido por su relación con el juego. Sin embargo, otros datos confirman que, si el juego no es la causa directa, al menos sí cabe formar un perfil del jugador como un ciudadano poco ejemplar –y, desde el punto de vista económico, bastante gravoso para la sociedad–.
Un 19% de los jugadores patológicos y un 10,3% de los jugadores con
problemas ha estado en bancarrota alguna vez en su vida, por solo un
3,9% de los que no juegan nunca o casi nunca; un 16,1% de los
problemáticos había consumido drogas más de cinco veces en el año en que
se realizó el estudio (1999), por solo un 2,4% de los no jugadores y un
5,1% de los jugadores ocasionales; los patológicos y los problemáticos
también pierden con más frecuencia sus trabajos, sufren más episodios
depresivos, desarrollan más trastornos maníacos y se divorcian tres
veces más que los no jugadores. Además, un 20% de los adictos al juego
comete suicidio, un porcentaje superior al de cualquier otra adicción.
Si se estudia el impacto de la industria de los casinos en ciudades o
estados concretos, los resultados son igualmente reveladores. El estado
de Nevada, donde se encuentra Las Vegas, tiene la mayor tasa de desempleo de Estados Unidos, es el estado con más ejecuciones hipotecarias por viviendas y detenta una de las tasas de criminalidad más altas. En Atlantic City (Nueva Jersey), los suicidios aumentaron abruptamente coincidiendo con la apertura de varios macrocasinos.
El informe de la NGISC no hace un cálculo global entre beneficios
económicos y costes sociales de los casinos, pero lo han intentado otros
investigadores. Los autores del estudio Business profitability versus social profitability,
dos profesores de economía de las universidades de Illinois y Georgia,
estiman que los costes sociales de la industria del casino son 1,9 veces
mayores a los beneficios económicos que producen.
http://www.aceprensa.com/articles/eurovegas-y-el-dinero-facil-que-sale-caro/
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